Tu amor llenó de gloria
las turbias soledades de mi alma.
Porque yo tenía sed y tú me diste
para beber el agua de la vida
y saciaste mi hambre con delicado néctar
de prodigiosas flores
y con el pan sublime que amasan en el cielo
las manos trasparentes de los ángeles.
Tus ojos me vistieron de hermosura
y una corona mágica de estrellas
ciñeron a mis sienes
cuando yo pobre y triste y sola estaba.
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