CUQUI, LA PERRITA LISTA
En la linfa ambarina de sus ojos,
vi los ojos ausentes de un amigo querido.
Comprendí que el amor se desparrama
tal como a él se le antoja.
Pasa de criatura a criatura,
no se sabe hasta cuándo o hasta dónde,
con su fuerza divina.
Si se posan sus alas
en cualquier ser viviente
lo transforma su luz en una joya única.
Reconoció Pitágoras el alma de un amigo
en el llanto de un perro
y al dueño le pidió que no lo castigara
porque su corazón se entristecía.
Pero a ti que eres una perrita de circo,
que das vueltas como una bailarina,
que prefieres los mimos y dejas las galletas,
aunque sean de primera calidad,
¿quién podría apalearte
sin experimentar vergüenza de sí mismo?
A ti todos te quieren y te miman,
perrita tierna y buena,
con los lindos cristales de tus ojos de ámbar
llenos de amor.
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