¿Qué ha sido lo mejor?
Este amor susurrante como el divino mar
de Homero y tan oscuro.
Me poseen sus palabras, como olas,
que bailan en el fondo de mi alma
y que saben a miel.
Con la cabeza herida por el rayo
de ese vino fragante y melancólico,
sin saber dónde voy, dirijo el coro
agitando mi tirso de flores y serpientes.
¡Evohé!
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