En este claro día
bajo el cielo purísimo de España
celebramos la gloria de una virgen
nacida sin pecado,
templo vivo de Dios
y madre nuestra.
Vuelca la luz, Señora,
la gracia de tus ojos celestiales
sobre nuestro infortunio, sobre nuestras miserias.
Tiende sobre tus hijos desvalidos
tu manto siempre azul.
Madrid, 8 de diciembre de 2014
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